El canal, que separa a Barú de la parte continental, es bastante ancho y caudaloso. Fue construido por los naturales de la región en la época de la conquista. Según nos explicó trabajaron durante muchos años en forma manual, cuarenta mil esclavos (la mayoría murieron) para hacer de esta lengua de tierra, lo que hoy es la Isla de Barú. A medida que nos relataba, nos fuimos informando de este particular “estilo” de trabajo, que diezmo diferentes tribus, cuyos descendientes aun viven en la zona.
Al paso de los años, mediante un reconocimiento de la dueña de gran parte de la tierra de esa región (quien protegía a los esclavos) con motivo de que no se permitía venderles propiedades, los declaró sus herederos; a su muerte les cedió la propiedad, dividiéndola entre todos para que cada uno tuviese su parcela. Con el tiempo, debido a la falta de educación de los naturales, estos fueron estafados y perdieron, muchos de ellos, las tierras heredadas, quedando nuevamente en manos de personas inescrupulosas, que hicieron grandes negociados. Isla Barú quedaba aproximadamente a 30 km. de Cartagena.
Cruzamos un puente y seguimos por la ruta que nos llevaba rumbo a Playa Blanca. A medida que andábamos las casitas se iban haciendo más sencillas y nos adentrábamos en lo que tenía características de un pueblecito rural, era el caserío de nombre Mamonal. Anduvimos alrededor de 15 km, cuando el bus se detuvo en un sector de viviendas muy humildes, a la vera del canal del dique Pasacaballos, (después supimos que las aguas que traía eran del Río Magdalena) y nos hicieron bajar para cruzar el canal en ferry. Luego de cruzar, llegamos a un lugar que se denomina Puerto Bahía, y desde allí continuamos viaje por un angosto camino de tierra, rodeado de fachinales y espinos.
